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FIGURAS DEL NACIMIENTO
Gregorio Rodríguez Fernández "Devocionario Poético Polpular" - Astorga 2006 “…y encontraron a María, a José y al Niño acostado en un pesebre” (Lc 2,16) María | | José | Esta es la Virgen María, con su pequeño doncel, la Madre ilesa de aquel Niño-Sol de profecía. Al nacer, no le rompía la vidriera delicada. Si Ella es la luna callada en el nocturno revuelo, la noche es de terciopelo a causa de su mirada. | | Mirad aquí a San José, junto al Niño que dormita, de pie, callado, medita, tronco viviente de fe. Es carpintero y le ve en un pesebre normal, yaciendo al frío invernal su cuerpo, casi desnudo. Quería hacerle, y no pudo, una cuna de nogal. | 
| El Niño | | ¿Qué decir que no sepamos de esta sorpresa celeste? El protagonista es éste, los demás acompañamos. Por él florecen los ramos, la nieve, los ruiseñores, y ojalá con los candores de esta Navidad, volviera a verse en marcha una hilera de alas, reyes y pastores. | Este Niño, como brisa casi apenas perceptible, trae un tiempo bonancible con su llegada sumisa. Sin hablar, ya nos avisa de su sublime locura. Conoce la desventura desde el momento en que nace: mientras sobre pajas yace la propia cruz inaugura. | Este Niño, grande y chico, nos produce admiración, pobre, no tiene un vellón y es inmensamente rico. Nos invita al villancico y a poder manifestar en reunión familiar el gran gozo navideño. Este Niño tan risueño quiere enseñarnos a amar. | El Pesebre | | La mula y el buey | Aquí el pesebre ya siente, aunque rústico y sin brío el místico poderío de ser de Dios recipiente. No es una cuna caliente donde el Niño se reclina. La madera campesina en el establo le acoge y no teme que se enoje la débil forma divina. | | Las posadas habituales hablan de servicio lleno, y el Niño está sobre el heno, envuelto en pobres pañales. Dos curtidos animales, porque no tiene mantillas, tumbados a sus orillas, le dan calor, mula y buey. No saben que es Dios y Rey para hincarse de rodillas. | Los pastores | | Los Reyes Magos | Un ángel baja a su vera mientras dormían al raso, y su voz es, sin ocaso, del Salvador mensajera. A Belén, a la carrera, los pastores han salido, abandonando el silbido y las sonoras esquilas. Con el alma en sus pupilas vieron al Niño nacido. | | Los Magos, por la señal de una estrella aparecida, siguen la ruta emprendida en caravana real. Desde el país oriental ven lontananzas heladas. Cruzan montañas nevadas y a Jerusalén llegaron, donde a Dios-Niño adoraron con almas arrodilladas. |
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